Fístulas

Operación de Fístulas en Sevilla con láser, Unidad Proctología Laser, Doctor Jesús Parejo-Merino

La fístula anal es el resultado de la infección de las glándulas situadas entre el recto y el ano, formando un trayecto que llega hasta la piel que está alrededor del mismo.

En este sentido, podríamos definir la fístula como un absceso perianal, es decir, un acúmulo de material purulento cuya evolución ha derivado en la formación de una comunicación entre el canal anal y la piel perianal, por la que emergería el pus. Esta comunicación  puede atravesar los esfínteres, dos músculos que se encargan de la continencia y que son los responsables de que seamos capaces de decidir dónde y cuándo realizamos nuestras deposiciones.

Causas

Hoy día, si descartamos otras etiologías específicas de infección (fístulas complejas producidas por enfermedades que afectan a todo el aparato digestivo), se cree que más del 90% de las fístulas simples se originan en unas glándulas que se localizan en el espesor del recto y canal anal.

Síntomas

Los síntomas de las fístulas anales dependen de la fase en la que se encuentre el paciente. En la fase aguda, es decir, en la formación del absceso, es típica la presencia de un dolor de características sordas y continuas en la zona perianal,  que tiende a ser progresivo y que no responde a calmantes.

Es también habitual la aparición de escalofríos e incluso fiebre. La presencia de una inflamación roja, caliente y dolorosa a la presión en los márgenes del ano, es prácticamente diagnóstica de esta patología. Puede drenar de forma espontánea, saliendo abundante contenido entre pus y sangre que alivian rápidamente al paciente.

Cuando el absceso ha evolucionado y se produce la fístula, el paciente se encuentra en una fase crónica. En ésta, es típica la presencia de un orificio en el margen anal semejante a un grano común que periódicamente le molesta y supura. Una vez vacío el absceso, pueden pasar días o semanas sin que vuelva a supurar y sin que ello suponga la curación de la fístula.

Clasificación

Hay dos tipos de fístulas en función de la longitud y de la profundidad del trayecto fistuloso: fístulas inferiores o fístulas simples que pueden afectar o no a una parte del complejo esfinteriano. En éstas se puede abrir el trayecto en todo su recorrido (puesta a plano) sin comprometer la continencia, la herida se deja abierta y cierra por segunda intención.

El segundo tipo de fístulas son las transesfinterianas, y afectan a una parte importante del complejo esfinteriano. En estos casos no se puede abrir el trayecto fistuloso en todo su recorrido sin comprometer seriamente la capacidad funcional de los esfínteres del ano.

En estos casos, el trayecto fistuloso se localiza en toda su extensión y se canaliza con un hilo elástico, se pone a plano una parte de la fístula con el bisturí láser de CO2 para evitar dolor y se anuda el hilo elástico que va de forma progresiva «seccionando y cicatrizando» el trayecto.

Diagnóstico

La exploración de un proctólogo experimentado en la consulta y una buena historia clínica, serán suficientes para realizar un diagnóstico de fístula anal.

Sin embargo, cuando las fístulas se encuentran en una situación más profunda dentro del canal anal, además de la valoración del proctólogo, pueden utilizarse otras exploraciones complementarias como la resonancia magnética nuclear y la ecografía endoanal 360º para identificar la localización exacta del trayecto fistuloso.

Tratamiento

El tratamiento tiene dos principios básicos: curar la fístula y conservar los esfínteres para evitar incontinencias. Para ello, el tratamiento definitivo se lleva a cabo mediante cirugía. En ocasiones, como referimos anteriormente, si la fístula afecta a los esfínteres se puede dejar un hilo de goma a modo de guía llamado setton que se retira posteriormente.

Hoy día el paciente puede beneficiarse en la UPL de Sevilla de la tecnología con bisturí LÁSER DE CO2 para operar esta patología. Esta técnica permite disminuir hasta un 90% el dolor postoperatorio en relación a la cirugía tradicional, incluso en la gran mayoría de las ocasiones las curas en el postoperatorio son completamente indoloras. Se opera de forma ambulatoria y con anestesia raquídea o sedación por lo que en unas horas el paciente es dado de alta.

En definitiva, tras la intervención la recuperación es mucho más rápida al ser menor el período de cicatrización, por lo que el paciente puede incorporarse en unos días a su vida normal.

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