La fisura de ano es una herida, un desgarro en su borde que profundiza hasta el esfínter anal interno. Esta herida se sitúa generalmente en la parte posterior y con menor frecuencia en la parte anterior (las 12 y 6 según las manecillas del reloj). Su principal característica es la cronicidad y el intenso dolor que provoca. Afecta a ambos sexos por igual, generalmente en personas de mediana edad, aunque también se puede ver en niños de forma excepcional.
Síntomas
La principal característica clínica de la fisura de ano es el dolor y el sangrado. Sangre roja que aparece con la deposición o en el papel al limpiarse, y que a veces puede gotear la taza del inodoro. El paciente experimenta un intenso dolor en el momento de la deposición. Pero lo que más caracteriza a esta patología es que la molestia es todavía mayor, si cabe, después de la deposición. El dolor puede mantenerse muy intenso durante horas. Una vez que pasa, el paciente se encuentra razonablemente bien hasta la siguiente deposición.
Se produce un espasmo (contractura) del esfínter tan intenso que a veces no se puede realizar ninguna exploración si no es con anestesia.
Muy típico de la clínica de las fisuras es que evolucionan por temporadas. La mayoría de los pacientes suele pasar unas semanas con un dolor insoportable, después mejora un tiempo (aunque nunca queda perfecto) y un día recae. Cuando esto ocurre, se suele ver en la parte más externa de la fisura un pliegue de piel que recibe el nombre de «hemorroide centinela». No es propiamente una hemorroide sino un repliegue de piel ocasionado por la propia fisura.
Tratamiento
Hay tratamientos médicos a base de pomadas que no curan en la mayoría de los casos, o infiltraciones locales, que sólo alivian los síntomas de la fisura durante unos días.
El tratamiento definitivo de la fisura anal es el quirúrgico, denominado esfinterotomía lateral interna. La intervención consiste en hacer una pequeña incisión en el margen izquierdo del ano, localizar las fibras del esfínter interno que están contracturadas y generan el dolor en la fisura, y seccionarlas.
En la UPL de Sevilla, el paciente puede beneficiarse de la tecnología del bisturí LÁSER DE CO2 para operar esta patología, lo que permite que desde la primera deposición el paciente obre sin dolor. Se opera de forma ambulatoria y con anestesia raquídea o sedación, por lo que en unas horas se da el alta.
En definitiva, tras la intervención con el láser de CO2, el paciente se beneficia de una recuperación mucho más rápida al ser menor el período de cicatrización, por lo que se acelera su incorporación a su ritmo habitual de vida social y laboral.